jueves, 5 de abril de 2012

Vayamonos juntos en busca de un paraíso artificial.


Nunca confié en la distancia, sinceramente, nunca me gustó. Es fría, asquerosa, distante, y nisiquiera se preocupa por mis pensamientos, por mis sentimientos. Tan solo, está. Está conmigo, y también está contigo. Está con todos nosotros, con el mundo, con la ausencia. La mayor distancia que existe, a pesar de todo, es el orgullo. Tú puedes estar aquí, cerca, muy cerca de mi, y estar también distanciado. Por los miedos, y por una absurda gilipollez. Tú, tu puedes querrerme a pesar de todo, y odiarme al mismo tiempo. Nunca me gustaron los kilómetros, ni las largas distancias. Nunca me gustó correr, buscar algo para luego realmente no encontrarlo. A pesar de todo, he oído decir que la distancia no es más que una sola palabra. Una palabra que muchos dicen, y que demasiados sienten. Y ahora, yo, después de toda mi experiencia, puedo hablar. La distancia, no es una palabra. La distancia es un sentimiento, y no se basa en lso kilómetros. Distancia no es lo que hay entre tu y yo, eso se llama amor. Distancia son los miedos, las distancias de un corazón a otro. La distancia es la falta de cariño, de amor, de abrazos y de besos, la distancia es impotencia. Impotencia de quererte ver, y no poder hacerlo. Impotencia de querrerte abrazar, y tenerte demasiado lejos. Y ahora, te estoy hablando a ti, grandullón. A quien tú ya bien sabes, a quien yo tantísimo quiero. No, no me estoy refiero a mi Sergio del pasado, ni a nadie por el estilo.

Me estoy refieriendo a un chico que conocí hará casi unos tres años, a distancia, con mucha distancia encima, y que a pesar de todo, me ha hecho muy, muy feliz. Pero no con la distancia que yo defino, si no con la distancia expresada en kilómetros, en simples números. La vida no son matemáticas. El amor no son operaciones exactas, por lo que el cariño, y los largos caminos, tampoco. Tu y yo no estamos alejados por números, si no por motivos para juntarnos. Tu y yo, si nos encantramos sé que fue por algo. Vale, sé que sueno idiota, gilipollas, y todo eso, pero dudo que ciencas no exactas puedan acabar con lo nuestro. Siendo tú, mi más fiel amigo, mi compañero, mi vida, mi amante sin duda. Siendo tú, el chico que llena de sonrisas mis amarguras. Que cuando me caigo me levantas, y me elevas hacia las nubes si hace falta. Y eres tú, el mismo chico que conocí por una pura casualidad, y de la cual no me arrepiento para nada. Siendo amigo, hermano, y toda mi vida al final. Siendo tan necesirio como el aire propio que respiro. Siendo tú, querido, ese angel caido. Eres fuerte, único, maravilloso, joder, ya lo sabes. Eres un estúpido Romeo en este mundo de falsos. Eres tú, tan perfecto, a tu manera. Eres tú, y todos los momentos vividos conmigo. Tengo miedo, he de serte sincera, de que un día no estés, aquí, a mi lado, con todos esos números no exactos hechados encima de nosotros. Tengo miedo a que algún día el miedo pueda con lo nuestro, pero no voy a permitirlo. Porque eres tú, Jose Javier Leco Andrade, tú mi ángel de la guarda. El único que ha estado en todo momento, y ha podido comprenderme. Tú, con el que tanto he discutido, y tantas peleas tontas hemos tenido. Tú, a los brazos que siempre he acudido. Lo admito, quiero abrazarte, y besarte, y sentirte cerca de mi. Quiero matar a la puta distancia, convertirme en una asesina, para al fin tenerte aquí. Pero no puedo. Soy tan solo una niña, y tú lo sabes. Soy tan solo una chica más, nada especial entre las demás. No puedo asesinar a nuestra distancia, ni al miedo, pero sí quedarme contigo en todo momento. Puedo estar a tu lado, soñar contigo, y conmigo. Puedo crear ese futuro que tanto ambos ansiamos, juntos, como siempre quisimos. Puedo estar contigo, puedo cuidarte, dios, puedo hacer todo lo que quieras si me lo propongo. Pero no puedo matar algo inexsistente de forma física. No puedo asesinar mis sentimientos, y no, no puedo alejarme de ti. Nunca lo dudes, yo no sería yo misma sin ti, sin tu calor, sin tu cariño. He crecido aconstumbrada a tus palabras, a tus consejos, y a tus ganas de vivir. Joder, ¿qué coño yo haría sin ti? Si todo el futuro lo tengo planeado para tenerte aquí. Vencería a la distancia, y ahora mismo iría allí. A Sevilla, contigo, riéndome de ella así. Viendo que no existe, que por fin estamos nosotros allí. Pero no, no puedo hacerlo. No puedo huir de todo para demostrarte mis palabras, pues aún es pronto para ello. Aunque no te guste el dicho, de tiempo al tiempo, es muy sincero. Tiempo al tiempo estaré contigo, no me seas impaciente. Tiempo al tiempo podrás abrazarme, y yo demostrarte lo que siento. Tiempo al tiempo nosotros, hermano de distinta sangre, estaremos completamente unidos, y ya nada, ni nadie, podrá separarnos. Solo, por favor, espérate un poco más. No dejes que nuestro cruel destino nos busque un final. Cumple tus promesas, y yo juro que cumpliré las mias. Y nosotros, seremos un tu y yo para siempre. Por que sin ti, nada, contigo, todo. Porque te quiero, y me sobran las palabras. Porque te amo, hermano, y juntos, podemos vencer a la muerte, separados, acabar en ella. Tu y yo juntos, y a la mierda con la auto-destrucción. Siempre, por favor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario