domingo, 29 de julio de 2012

Y ahora me iré, pero muy pronto volveré. Embarcaré sin temer, para luego retroceder, de nuevo otra vez.

miércoles, 25 de julio de 2012

El espanto de sentirme el llanto.

En mi esperanza no existe la palabra venganza. El rencor ya pidió nuestro perdón, ya no queda tiempo para los dos. Esta balanza ya no acepta el peso que nos falta. El amor ya no se quedó en nuestro corazón, ya se acabó nuestro cruel valor. Y ahora juntos miraremos al sol, y recordaremos cuanto amor perdió nuestro yaciente corazón. El miedo ya se borró, un hasta nunca se quedó. En la más dulce infancia una vez se olvidó, todo el cariño recibido sin conocer la pasión, ahora en la adolescencia se recreó, el sentimiento de culpa por nuestra unión. Tu dentro de mi, y yo dentro de ti, como si fueramos los complices de un sin fin. Y tu dueño del tiempo, y yo prisionera de los malos cuentos. Unidos del todo, como ahora me encuentro a este triste lodo. El sentimiento de la tristeza, recordando cuando me besas. La pasión del momento, susurros prohibidos de tu cuerpo. Aquel contacto tan intenso, recordando las noches que no tuvimos un intento. La soledad posada, sobre mis sabanas atada. Las lagrimas alarmadas, por ya no sentirme amada. Y dime como, consolar el tiempo en el cual tu estabas. El sentimiento de la culpa, tus caricias que ahora me asustan. Una adolescencia pasada, con la infancia abandonada. La madurez decidió hacerse de juez, con intereses por los que vencer. Y ahora tu sin mi, y yo sin ti, sin nada que hacer. Entre mis brazos pude tener, lo que mas quise y a saber, que acabé por perder, todo aquello cuanto soñé.

martes, 24 de julio de 2012

Dime que ya no piensas en mi al despertar.

Y dime que ya no volverás, que me dejarás prosperar. En el olvido te quedarás, y ya nunca me volverás a buscar. Mis lágrimas ya no vendran, y los recuerdos se borrarán. Las caricias ya no se repetiran, tus susurros seran llevados por el mar. Y dime que ya no volverás a querer más, para dejar esta historia por terminar. Dime que ya no me hablaras mas, que ni siquiera te me acercarás. Prometeme que ya no me prometeras sin más, que ya hemos encomtrado un áspero final. Las palabras sobrarán, y el miedo ya no se posará. Dime que no me deseas el mal, pero tampoco verme prosperar. Indicame que ya no te importo de verdad, que ya diste paso a nuestro final. Dime un millon de veces más que ya no hay nada más, para poder al fin continuar. Odiame a rabiar, sonrie al imaginarme marchar. Odiame por todo mi mal, y jamás me recuerdes en este camino a avanzar. Prometeme que te marcharas, para ya dejar enterrada esta mala historia de verdad. Júrame que lo malo ya no tiene lugar, que ambos podremos luchar. Que lo bueno ya esta, que lo malo ha encontrado su final. Y que ya tu sin mi, y yo sin ti, llegaremos a un sin fin.

viernes, 20 de julio de 2012

Y va a ser que no, que ya no te echaré de menos.

Recuerdos ajenos, de cada una de aquellas noches que perdiamos el desenfreno. Besos perdidos por tu cuello, en buca de encontrarnos el consuelo. Miradas atrevidas hacia el cielo, donde un millón de estrellas nos pedian poner un freno. Caricias intimas no muy lejos de los senos, donde tantas veces perdimos las ganas de ser serenos. Bucles en tu pelo, revuelto por las noches llenas del veneno. Sonrisas amargas sin dueño, de aquellas en las cuales el corazón grita venganza. Una despedida tan fria como la mia, nada llena del cariño que no me tenías. Un hasta nunca, un nunca digas nunca. La noche fría de los llantos, que tanto nos causa ahora el desencanto. El inmsonio por las nubes, del cielo en el que un dia estuve. Lamentos escondidos entre los cuentos, entre tantas veces que creimos no estar cuerdos. Recuerdos de tus besos, aquellos que conseguian dejarme tieso. Una sabana que me abriga, como una fiel amiga. Un suave brisa, de la ventana recibida, recordando cuantas veces fui tuya. Dolor en mi garganta, sin la medicina de tus labios que ya no le encanta. Vuelvas por la manta, en busca del ladron que sello este frío encanto. Una lagrima desbordada, a la espera del cariño que antes me dabas. Una almohada besada, en la ilusión de ser aquellos labios que tantisimo me adoraban. Una ola surcando por la marea, del rostro hasta el cuello escondida. Esas palabras de siempre seremos uno, siempre sere tuyo. Un ardor en mi garganta, a la espera de un suave grito que se calma. Un tranquila, sonrie sin sentir las prisas. Un nunca ya más serás suya, afronta que el tiempo ya te ha dejado secuela. Un dolor en cadena, como una batalla abandonada por una simple frontera. Un corazon que vuela, al avismo donde ya no existen las primaveras. Y un todavia queda, quedan fuerzas para recordar cuanto me querías. Y un fin al sin fin, para ya no unirme mas a ti. Una despedida para siempre, como nuestro mal siempre. Un adios a la tradicion, a mi perdón. Y hoy ya no te echare de menos, te extrañare sin desenfrenos.

lunes, 16 de julio de 2012

Dile a la vida que me da risa.

Llegó el final, y la hora de marchar. La hora de ya no prosperar, de verme huir hasta el más hondo lugar. Llegó la hora de dejarlo todo como está, y ni siquiera pararme para verte respirar. Llegó el momento de ya no querer continuar, de dejar a todos mis miedos ya no atrás. Llegó la hora de ya no esperar más, de ni siquiera verte caminar. Llegó el tiempo de ya no querer un más, de perdernos entre nuestro mar. Lo siento, pero ya no quiero luchar; pues no hay batallas, y menos soy yo un buen capitán. La sentencia a concluido, el miedo no se ha ido. Y ahora así vendrá, mi más triste y áspero final. Con lágrimas se adornará, mi rostro yaciente hasta un final, y una bella sonrisa quedará, en los recuerdos que ya nunca volverán. Y adiós batallas perdidas, adiós ciudades bandidas. Pues ya no queda armamento suficiente, ni aliento pretendiente. Ya se ha ido la nada, para unirse al todo, y borrar así mi apodo.
La depresión tras el parto nos ha creado el desencanto entre tu y yo. Lo siento, pero ya no le pediré más ayuda a Dios. Sin quererme estuve, queriendome no me retuve. Y ahora imagínate lo poco que nos une.

jueves, 12 de julio de 2012

Déjate llevar, hasta que descubras que ya decidiste un final.

Dolor en mi garganta, en busca de tu lengua que se atranca. Contacto de tus labios, unos con otros desgastados. Besos salados, entre las lágrimas que un día nos ahogaron. Caricias enternecedoras del espanto, colándote por cada uno de mis huecos en busca de que nos vuelva el encanto. Susurros tras la oreja, en un lenguaje que tan solo conoce la tristeza. Roces desconocidos, de pieles que un día perdieron el camino. Manos que se unen, corazones que huyen. Sonrisas traviesas, lágrimas sinceras. Un contacto con otro, al fin un sueño roto. Besos por tu cuello, recordando tantas veces perdimos el desenfreno. Caricias por mi espalda, en busca de perder el rencor que ya no nos falta. Unas manos que se alzan, una lágrima que se me atraganta. Los contactos más húmedos, más intensos de los sentimientos. Tus caricias por mi cuerpo, a modo de encontrarte un hueco. Un pacto de saliva, para olvidar todas aquellas veces que te ibas. Una caricia con otra, como si fuera de nuevo nuestra fria despedida. Tu lengua sobre la mia, en mi paladar en busca de recorrer nuevas fantasias. Mis manos en las tuyas, en el recuerdo de cuano fui tuya. Un contacto interno, como el daño profundo de tu gesto. Una sonrisa que se borra, recuerdos que se desbordan. Un no te vayas, un podemos intentarlo. Un lo siento, ya no queda tiempo para ti entre mis brazos. Un frio contacto, de tu piel sobre la mia descansando, en un abrazo intenso que tanto habiamos soñado. Otra caricia, otro beso, susurros prohibidos de tu cuerpo. Y al fin, el desencuentro, pues ya no quedan paginas para nuestro cuento. Y tu solo, y yo sola, pensando en como consolidar este dolor que siento del todo dentro. Y entonces una cama, un sueño, de nuevo el insomnio llegará por la falta de tus besos.

martes, 10 de julio de 2012

Un final para ti, ya no quiero sentirte aquí.



Me has traicionado, te he traicionado, y al fin, solos nos hemos quedado. Ya no vayas a rogarle a la luna, pues se ha quedado desnuda. Ya no vengas a consolar mis dudas, pues el miedo será el prisionero de mis dunas. Ya no quieras ser solidario ante mi mala cordura, pues ni las donaciones servirán de ayuda. Ya no trates hacer que sonría, pues ni las malas almas poseídas conseguirán que no muestre ni una pizca de mi amargura. Y dile adiós a los recuerdos, adiós a nuestros malos besos. Despídete del todo de mi parte, y renuncia a cada una de mis partes.
Un todo eres, un todo decidí darte. Y la nada me has dejado, en la nada te has transformado.

lunes, 9 de julio de 2012

Cuando animal racional a la selva vuelve.

Ella es fuerte, o al menos en ocasiones trata de serlo, obligándose a sí misma a superar cualquier obstáculo que se le venga encima sin puras explicaciones previas. Ella es dulce, tal y como una niña inocente. Saladas son sus lágrimas, frías y también débiles, son grandes y pequeñas cicatrices, marcadas como tatuajes en su fría piel desnuda, llenas del dolor, del miedo, y puede que también incluso del fracaso. Ella es fuerte..Mejor dicho, a veces trata de serlo. Las heridas marcadas por la fría sangre tratan de atormentarla cada noche, viviendo pues en el propio infierno de su existencia marcada, en el rencor y en el miedo, en todo lugar apartado del suave tacto del don del amor. Ella era soñadora, pero un mal le arrancó los sueños de un lento suspiro, seguido de un gran sollozo, de quizás unos gritos, y también de grandes manchas. Manchas de su vida, en su cama, en el suelo, en su ropa, en busca de una salida. Manchas rojas, manchas grandes y pequeñas, también mal curadas, mal dañadas. Manchas que no son fáciles de quitar, pues ni con lejía de su vida saldrán. Ella es bella, tal como una rosa, pero ahora ha decidido reducirse a un simple y triste girasol, sin luz a su propio alrededor. Cegado por la oscuridad de la noche, contemplando a las dunas del desorden. Ella tiene miedo, a la vida, a vivir la vida. Ya no tiene ilusión, pues le borraron las sonrisas, también las ganas de sentirse viva. De amar, y de ser amada, de soñar, de dejarse influenciar. Ahora solo sigue a las tormentas, navega entre las malas mareas. Vida sin cordura, llena de locuras. Esta la encarcelará, y ya no le será posible ver el final. Ella hora sufre ataques de ansiedad, y comienza a sollozar nada más verle pasar. Malas caricias a la madrugada de aquellos tiempos, las cuales desnudaban su alma. Y lo peor, es que ella sabe que todo no ha acabado allí, pues el fin es lejano, nunca nada llegará a resurgir. Arrancará pues la fiera las hojas sin pensarlo, para darle su gran regalo; un puño bien cerrado, el cual marque que las caricias más tiernas lleguen a ser morados. Ella normalmente se pregunta el por qué vivir así, si acaso la vida siempre acabaría mor marchitar en un sin fin. Presa de una cárcel sin salida, a saber qué le deparará la vida. Presa de sus grandes heridas, del dolor que siente por las aceras. Presa de todos aquellos recuerdos, del frio tormento. Querida, no dejes que se te apodere el miedo. Que como yo encontré el sosiego, ven tú con tus llamas de fuego, que con regaderas contra el dolor lo apagaremos.

jueves, 5 de julio de 2012

Pensé que te tendría para siempre, adoro a la mala suerte.

Pensé que sería fácil quizás viajar hasta el país de nunca jamás. Creí en la ignorancia, y en que todo aquello que me decías era de verdad. Pensé que existías, que nunca más el tiempo te borraría. Pero ahora he visto que ya no estás, que no hay marcha atrás. Te has ido, te has borrado, como siempre has querido. Ya nunca mas podre saber de ti, pero vaya, tu tampoco de mi. Te he buscado, he escrito tu nombre un centenar de veces, para encontrar una busqueda fallida no por la prisa. Has dicho adios a nuestra vida, y adios a los recuerdos. Me has borrado de tu corazó, ya no me queda ningun espacio. Ahora solo esta el lamento, el saber que ya no volveré a nuestro mal cuento. Ya no podre hablar contigo, ni de un nosotros. Ya no podre escribirte un te quiero, un siempre para siempre, como nuestro siempre. Ya no podre hacer nada, solo lamentarme. Pues sin ti me he quedado, con tu ilusion colgada. Estoy obsesionada.

lunes, 2 de julio de 2012

Maldito mundo de necios.

Pronto el mundo dejará de girar, y toda la humanidad se hundirá. El cielo ya no se mantendrá, el sol tan siquiera brillará. Y alejados nos quedaremos, de la calidez y de la verdad. Y ya no quedarán los cuentos, ni aquellas pizcas de tu aliento. Todo se habrá acabado, justo cuando tú ya te hallas marchado. Y condena de por vida, muerte fugitiva. Giraremos como locos, nos perderemos entre los sollozos. El infierno vendrá, para marcarnos el más áspero final. Y solo se quedará, el mundo y los demás. Con lágrimas de fuego nos irán a buscar, y yacientes acabaremos, en un frío pedestal. Ya no lucharán ni lucharé más, en una mala guerra fallida nos veremos fallar. Y el mundo gritará, buscando la ansiada solución final. Y así se quedará, sin fuerzas tan siquiera para continuar. Y las llamas del infierno vendrán, y los malos sueños se cumplirán, y ya nunca más podrás verme sin llorar. Sin vida me quedaré, y sin ánimos te encontraré. En una libertad angustiada, en una prisión encarcelada. Sola, solo y sin nadie, con la sociedad colgante. Malditas leyes, malditas dictaduras perdidas en tus bucles. Malditas normal, maldita vida soberana que me castiga. Malditas tus palabras, malditos las coincidencias en las cuales acabamos por las nubes.  Y dile adiós al cielo, dile adiós a las lágrimas que soltastes por tus agujeros. Y dile hola a la luna, a las estrellas que ya no querrán saber nada de tus dunas.   Decide irte de aquí, pues ya no me encontrarás más yendo a un sin fin. Y despídete del mundo, de la sociedad y de este dolor profundo, pues pronto no quedará ni un alma en vida, pues todo será un cementerio lleno de los difuntos llenos de los fríos profundos. Maldita muerte, maldita condena, que ya nada merece la pena.