jueves, 24 de octubre de 2013

Hace mucho que no sé de ti. Supongo que será porque así el destino lo ha querido, y tu realmente necesitabas tiempo; si es así,  supongo que lo comprendo. Pero noto que ya todo es algo incierto: hace mucho que no sabes de mi, de si acaso aún me preocupo por ti. Esa necesidad que tienen los amigos de cuidar del uno al otro. Por ello, he venido a buscarte; he estado mucho tiempo pensando si debería hacerlo y esperando a que volvieras. Pero, al ver que mis ilusiones iban a ser inciertas, decidí tomar la determinación de venir a molestarte un poco. Es lógico, que tras tanto tiempo y experiencias me pregunte qué es de ti llámalo casualidad, cariño, o de la manera que a ti más te guste. Así que solo vengo a preguntarte cómo estás, aunque es cierto que podrías ignorarme, Si es así, podré sobreentender que tu estancia a mi lado no es cómoda. Pero me gustaría una respuesta, saber como te va la vida. Es algo que solo tu podrías decirme, y considero que tenemos la confianza suficiente como para abarcar este tema, que parece que se ha dejado de lado, abandonado.
Aunque parezca una estupidez, el caso es que este tema ni siquiera es mío; pero cierto es que hasta en la guerra salen todos perjudicados. Por eso, me gustaría intentar ver como está esa tregua de paz. Si no existe, también debería saberlo, pues de nada me vale ansiar un momento ficticio. La verdad está entre tus manos, y solo tu puedes descubrirla. Espero que aceptes mi confianza y mis palabras para decir algo coherente; si es así, volveré a apreciarte, pero deberías evitar limitarte a dañarte. Pues con tu ausencia, y la falta de presencia lo único que haces es nublar las transparencias.

Y aún así, no sé si quiero saber de ti o si esto deberíamos dejarlo así. Hace mucho que afronte que ya ni formabas parte de mi, el cariño se esfuma, el tiempo hace que se consuma. Y es cierto, pues ya no necesito de tu voz, ni de tus abrazos para que todo tenga lazos. Pero en parte, viene la añoranza de tu parte cuando no estás en mis partes. Por lo que no sé si debería vengarte; hacer que dejes todo y vuelvas a mi alcance, o al contrario alabarte y permitirte que me abandones aquí delante.