jueves, 18 de septiembre de 2014

Amanecer en mi interior.

A veces siento miedo al existir
a eso de vivir, mas bien malvivir.
En cambio, me parece tan bonito el convivir
uno a la deriva, de un baile entre las astillas
con la compañía, la música y la llegada de un nuevo día...
Lo que no lastima, sino alegra las heridas
cura cicatrices, entre todas las cosas que dices.
Y sanas y olvidas, incluso las horas frías
y ya solo queda, esa tierna melodía
entre el amor y la comprensión
ese calor que no te sabía ni dar el alcohol
diciendole adiós a la desesperación y a la falta de color.

No eternamente...
Solo durante el tiempo que se digne a salir el sol
a posarse en la estación, a no cambiar el telón.
Mientras que ese ángel se mantenga sin decir adiós
mientras que el invierno se mantenga dormido, aunque aún latente en tu corazón.

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